En Concepción del Uruguay podemos encontrar historia, río, universidades, cultura, y, además, un factor que crece con el tiempo y progresivamente se conforma en un valioso patrimonio uruguayense: las bandas locales. Mejor: las Bandas Locales, así, con mayúsculas, porque si hay algo de lo que la ciudad no carece que es de música, para todos y todas, y para los gustos más variados.
Las Bandas Locales forman parte de un nuevo despertar dentro de la cultura local, la que representa a la extensa población joven de la ciudad y cada vez ejerce mayor influencia.
Cada fin de semana existe la seguridad que de alguna banda en algún lugar está tocando, el rock nunca falta. Ya sea grounge con Nuitilfaith, metal con Primer Ministro, punk con Chakota, reggae con Suma Paciencia, alternativo con Libres Esclavos, blues rock de los ’60 y ’70 con Black Velvet o hasta jazz con Champ, el menú se expande cada vez más. Por supuesto, sin olvidar los infaltables tributos a Fito Paez, Creedence Clearwater Revival, Redondos, Beatles y, por siempre, Joaquín Sabina.
La lista sigue: Helena Charleston, Hanomag, Bo-k Sucia, Sueños de Ruta, La Morza, Palenke, Casanova, Crisantemo, Turi Rastamám, Algún Ente, Oyabun, Tres Monos, The Paco’s, y la lista sigue y sigue y sigue.
No son estrellas, los podemos cruzar por la calle diariamente, son laburantes como vos y yo, no viven de la música, pero sí para ella. Ya sean estudiantes o profesores de música, o simples autodidactas que un día decidieron llevar su pasión al rock más allá, cada día en el que deben subir al escenario se entregan en cuerpo y alma a su público, a su música, y el esperado aplauso al final de cada canción que es la mejor fortuna que pueden recibir. Y eso es amor.
Con ustedes, señores: las Bandas Locales. Ovación de pié para todos ellos.
Nota publicada en Babel Digital (29 de noviembre de 2011)
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