Acá nomás, cruzando el charco, en la tierra de José Artigas, Eduardo Galeano y Canario Luna, se dio un enorme paso en materia derechos civiles: la Cámara de Senadores uruguaya, en su última sesión del año, dio media sanción al proyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva que despenaliza el aborto en las primeras doce semanas de gestación.
El proyecto fue aprobado por 17 votos de 31 y establece que “toda mujer mayor de edad tiene derecho a decidir la interrupción voluntaria de su embarazo durante las primeras doce semanas del proceso gestacional”, y obliga a todos los centros de salud, públicos y privados, a realizar su práctica.
Esta aprobación tuvo un respaldo total de la banca oficialista del Frente Amplio, y el presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica, ya adelantó que, una vez aprobado el proyecto en la Cámara de Diputados, no rechazará la promulgación del proyecto de ley, contrariamente a lo que hizo el ex mandatario Tabaré Vázquez en 2008, quien vetó el capítulo que incluía la despenalización del aborto por “razones filosóficas y biológicas”. Además, encuestas han dado a conocer que alrededor del 63 por ciento de la población de Uruguay está a favor de la legalización del aborto.
Mientras tanto, en Argentina continúa la espera por una ley que regule el aborto legal, seguro y gratuito. A comienzos del mes de noviembre, la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados había aprobado el proyecto pero, por falta de firmas, no se logró el dictamen y el debate debió interrumpirse.
El tiempo pasa y la mortalidad femenina por la práctica de abortos clandestinos continúa siendo una realidad que se puede suprimir y las víctimas, mujeres de los sectores sociales más desfavorecidos, continúan siendo anónimas y olvidadas. El debate es urgente, seguir posponiendo una legislación efectiva para que cada mujer tenga una decisión plena sobre su cuerpo es esconder la mugre debajo de la alfombra y no asumir una realidad palpable, en el día a día y desde hace generaciones.
La elección de ser madre tiene ser, justamente, eso, una elección y no una imposición de ciertas convenciones sociales que establecen que “toda mujer debe ser madre”. Se puede tomar el camino de Maru Botana, quien acaba de anunciar su octavo y felíz embarazo, o el camino contrario si es que una lo desea tomar. La elección es de cada mujer y la obligación de protegerla es del Estado; mientras el aborto siga oculto en la clandestinidad, un importante y necesario derecho sigue sin ver la luz.
Nota publicada en Babel Digital (29 de diciembre de 2011)
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